Washington, 27 ago (PL) Llamados a demandar a farmacéuticas, apelaciones al Senado y acciones legales contra doctores y distribuidores son algunas de las medidas del Gobierno estadounidense para frenar la crisis de opioides existente en el país.
Desde hace muchos meses las señales de alarma sobre el consumo de esas sustancias eran altas, lo cual llevó al presidente Donald Trump a declarar el año pasado que la nación vivía una emergencia de salud pública.
Las dimensiones del problema volvieron a acaparar titulares este mes, cuando datos preliminares de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indicaron que Estados Unidos registró la cifra récord de 72 mil muertes por sobredosis de drogas en 2017.
Esas instituciones registraron un aumento de casi un 10 por ciento en las sobredosis fatales en comparación con 2016, pero señalaron que los números difundidos probablemente subestiman el dato final de fallecimientos.
Del total de decesos, más de 40 mil estuvieron relacionados con el consumo de opiáceos y casi 30 mil de estos casos correspondieron a opioides sintéticos como el fentanilo.
Según los CDC, las muertes por sobredosis de opiáceos sintéticos aumentaron bruscamente a partir de 2016, mientras que las provocadas por heroína, píldoras opiáceas recetadas y metadona disminuyeron.
Los controles de los opiáceos recetados han logrado aplacar el crecimiento una vez exponencial del consumo de sustancias legales, pero una afluencia de sustancias ilícitas se ha trasladado al mercado para satisfacer la demanda, indicaron reportes sobre el tema.
Tras difundirse los datos de los CDC, el presidente estadounidense, Donald Trump, pidió a su fiscal general, Jeff Sessions, demandar a las compañías farmacéuticas que influyan en la crisis de consumo de opioides.
De acuerdo con el gobernante, algunos estados ya han adoptado ese tipo de acción legal, entre ellos Nueva York, que presentó un recurso contra Purdue Pharma, el fabricante de OxyContin, al alegar que la firma restó importancia al riesgo de adicción.
Pero Trump dijo que le gustaría que el Departamento de Justicia inicie una demanda federal separada contra ciertas farmacéuticas, aunque no especificó cuáles serían las empresas a incluirse en ese procedimiento.
El lunes pasado, en tanto, el mandatario pidió al Senado aprobar un proyecto de ley dirigido a frenar el flujo de opioides sintéticos al país.
Mediante Twitter el gobernante republicano calificó como «escandaloso» que el fentanilo, un opioide sintético 50 veces más fuerte que la heroína, esté «fluyendo al sistema postal de Estados Unidos desde China».
Podemos y debemos terminar esto ahora. El Senado debería aprobar la Ley STOP y evitar firmemente que este veneno mate a nuestros niños y destruya nuestro país. ¡No más demoras!, agregó en el servicio de microblogging.
El proyecto de ley bipartidista al que hizo alusión Trump, que fue aprobado por la Cámara de Representantes en junio pasado, pero aún no se ha presentado en la Cámara Alta, requeriría que el Servicio Postal obtenga datos electrónicos sobre envíos de correo internacional.
Tales datos permitirían identificar paquetes sospechosos con vistas a su inspección, algo que ya se realiza con los bultos enviados a través de transportistas privados.
El miércoles, en tanto, Sessions se refirió en Cleveland, Ohio, a tres acciones de cumplimiento de la ley destinadas a enfrentar la «epidemia de muerte y destrucción».
Los anuncios son una advertencia para cada traficante, cada médico o farmacéutico corrupto, cada compañía y cada extranjero que pone la codicia por delante de la vida y la salud del pueblo estadounidense, manifestó el fiscal general.
Esas acciones citadas por él incluyeron la prohibición a dos médicos de Ohio de recetar medicamentos; una imputación formal contra dos ciudadanos chinos acusados de enviar potentes opioides sintéticos; y una operación reciente para cerrar el mayor distribuidor de drogas de la «dark web» (Internet oscura) en el país.
Pero un trabajo de The New York Times indicó que, a pesar de los esfuerzos de los políticos y profesionales médicos, algunos de los factores que contribuyen a la creciente tasa de sobredosis han resultado difíciles de contener.
«Debido a que es una epidemia de drogas en oposición a una epidemia de enfermedades infecciosas como el Zika, la respuesta es más lenta», explicó al medio Dan Ciccarone, profesor de medicina familiar y comunitaria en la Universidad de California, San Francisco.
El experto, que estudia los mercados de la heroína, agregó que como consecuencia de los estigmas sociales la población es reacia a buscar atención, por lo que no espera un descenso rápido del número de casos, sino una desaceleración lenta y suave.
Para especialistas en esta cuestión, el número de fallecimientos de 2017 refleja dos factores principales: un número creciente de estadounidenses usa opioides, y esas drogas son cada vez más mortales.
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